Ejercicio Terapéutico

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El concepto de ejercicio terapéutico se define como un programa de actividad física que involucra a los pacientes en la tarea activa de conseguir movimientos y funcionalidad sin dolor. Es una parte esencial en los tratamientos de rehabilitación y el objetivo principal de cualquier programa terapéutico es realizar ejercicios corporales con base científica, con el fin de mejorar la función, disminuir síntomas, la percepción del dolor y mantener o frenar el deterioro de la forma física y de la salud.

El fisioterapeuta realizará una evaluación general del paciente y, teniendo en cuenta las posibles limitaciones, patologías o discapacidades, podrá implantar un plan tratamiento individualizado acorde con los objetivos establecidos por ambos, que principalmente será mejorar, restablecer o mantener:

La fuerza y resistencia muscular. Realizando ejercicios activo-resistidos y/o activos con peso corporal, material como mancuernas, gomas o poleas se consigue ganar, reparar o frenar el deterioro del sistema muscular.

La movilidad articular y flexibilidad. Los estiramientos  mejoran la capacidad contráctil de los músculos. Las automovilizaciones, poleoterapia y movilizaciones activas sirven para ganar amplitud articular cuando hay limitaciones en algún movimiento.

Higiene postural. Con ejercicios específicos correctivos se modifican patrones lesivos para mejorar la postura.

El equilibrio, la coordinación y la destreza. Estas tres funciones están entre ellas relacionadas, por lo que, realizando actividades prácticas simuladas adquirimos destrezas motoras para lograr más independencia, disminuir el riesgo de caídas y mejorar la calidad de vida.

La capacidad aeróbica y cardiovascular. Dependiendo de las limitaciones, patologías y necesidades de cada individuo, se ejecuta un plan de ejercicio con diferente intensidad, duración y frecuencia para obtener beneficios a nivel funcional y en la vida diaria.

Relajación. El ejercicio terapéutico, sobre todo con trabajo de respiración, ayuda en problemas de estrés, ansiedad y depresión.

Además de los descritos anteriormente, la práctica de ejercicio físico tiene múltiples beneficios:

  • Acelera la recuperación de una lesión y ayuda a prevenirlas.
  • Reduce o elimina el dolor.
  • Aumentar y restablece la función física, mejorar el estado general de salud y la sensación de bienestar
  • Evita la pérdida de la función física, previene y disminuye la discapacidad, desarrollando las capacidades funcionales del paciente.
  • Reduce y frena el deterioro físico relacionado con el envejecimiento.
  • Puede evitar o retrasar cirugías.
  • Previo a cirugías, realizar ejercicio terapéutico ayuda a una recuperación más rápida y eficaz.
  • Mejora la calidad del sueño.

Un programa de ejercicio terapéutico debe ser individualizado y estará programado en base a cada una de las fases de la rehabilitación. Para que un plan de ejercicio terapéutico funcione es de suma importancia la implicación activa del paciente, ya que habitualmente se prescriben ejercicios domiciliarios. La relación de confianza que se establece con el fisioterapeuta crea una alta adherencia al plan de trabajo, fomenta hábitos de vida saludables y le da al paciente herramientas necesarias para mantener los resultados y beneficios más allá del final del tratamiento.