La disfunción eréctil, síntomas, causas y tratamiento: Las ondas de choque.

La disfunción eréctil se define como la incapacidad que tiene el hombre para lograr y/o mantener la erección del pene para realizar la penetración y mantener una relación sexual satisfactorio. No obstante, para ser reconocida como problema la falla debe ser persistente, es decir, ocurrir con frecuencia o cada vez que se tiene un encuentro íntimo con la pareja.

Según nuestros estudios aproximadamente un 30% de los hombres mayores de 40 años padecen disfunción eréctil. La cifra por sí misma no es lo más alarmante, sino es el hecho de que sólo el 10% de los afectados buscan ayuda médica para solucionar el problema.

El gatillazo: Es lo que la jerga popular ha denominado tradicionalmente un “gatillazo” a la hora de mantener relaciones sexuales. Pero conviene distinguir la disfunción eréctil de otras anormalidades de similares consecuencias como pueden ser la pérdida de libido o ardor sexual o los diferentes trastornos del orgasmo como la ausencia de eyaculación.

Causas: Orgánicamente, el principal motivo por el que se presenta disfunción eréctil es que la sangre no llega de forma adecuada al pene para mantenerse rígido ante un estimulo erótico; algunos padecimientos que pueden favorecer la presencia de disfunción eréctil son diabetes, hipertensión, elevación de grasas en sangre (colesterol y triglicéridos), además de ciertos factores en el estilo de vida, como tabaquismo, alcoholismo, drogadicción, poca actividad física y malos hábitos alimenticios. Además de causas hormonales, la Ciencia reconoce también factores psicológicos como responsables de que la erección no se produzca. Así, para realizar el diagnóstico el médico pregunta al paciente sobre estrés constante, angustia y/o nerviosismo.

Tratamiento: Ondas de choque focales

Entre los hombres que la padecen existe una actitud mayoritaria de ocultación ante su médico, renunciando a buscar una posible solución. Sin embargo la disfunción eréctil tiene un tratamiento altamente eficaz, totalmente indoloro y carente de riesgos: la aplicación de ondas de choque de baja energía, un procedimiento vanguardista que, en síntesis, consiste en administrar pulsaciones de ondas de alta frecuencia sobre los cuerpos cavernosos del pene. Los efectos de estas ondas, que se transmiten a la velocidad del sonido, se traducen en estimular el desencadenamiento de un fenómeno conocido como angiogénesis o formación de nuevos vasos sanguíneos a partir de otros ya presentes.

Después de sólidas investigaciones ha podido contrastarse que el tejido de los cuerpos cavernosos del pene experimenta una reacción de neovascularización que busca compensar ese déficit de riego sanguíneo que padecen quienes sufren este trastorno.

Ha llegado a cuantificarse la mejora de ese flujo sanguíneo en un 140 %, determinante en la consistencia de la rigidez del pene junto con la relajación del endotelio o capa íntima de los vasos. A su vez, ese aumento de vascularización es, en buena medida, consecuencia de un incremento del número de fibras musculares en los cuerpos cavernosos.

En pacientes cuyo problema de impotencia tiene origen vascular, este tratamiento acredita una efectividad aproximada del 80 %. Debe entenderse por efectividad la recuperación de la funcionalidad sexual plena suprimiendo la medicación que estuviese tomándose o haciendo uso del fármaco en dosis reducidas en aquellos casos en los que la disfunción eréctil era más severa.

Una de sus principales ventajas, además de su inocuidad y rapidez de ejecución, es que resulta compatible con situaciones tan frecuentes como diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia, obesidad, insuficiencia renal crónica y cualquier enfermedad que afecte al aparato circulatorio.

Sesiones y precio: Este tratamiento, que entre otros centros sanitarios se aplica en la clínica Rozalén, se administra en 3-5 sesiones (2500 disparos/sesión) separadas por una semana. Precio: 175 €/sesión.

Sin duda, una solución terapéutica fácil, cómoda y segura para un problema que puede acarrear innumerables problemas familiares, sociales y psicológicos.

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